el huevo
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De
marta
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El primer paso es abrir un huevo con cuidado para que no se rompa la yema, ponerlo en un plato y sazonarlo ligeramente. A continuación, en una sartén pequeña y honda, ponemos aceite abundantemente (preferiblemente aceite de oliva) y lo dejamos calentar a fuego fuerte. Con dos tercios de la sartén con aceite será suficiente para que el huevo no nos toque luego al fondo de la sartén. Cuando ya esté el aceite bien caliente empezará a humear, es entonces o un poquito antes cuando, con mucha suavidad, ya podemos echar el huevo dentro. Para incorporarlo dentro de la sartén lo mejor es inclinarla ligeramente para que el aceite se decante hacia un lado, es ahí donde pondremos el huevo. Cuando el huevo ya esté en la sartén, con rapidez es conveniente ir echando aceite hirviendo encima de la yema, con la ayuda de una espumadera o cuchara. Como os digo, la rapidez con este procedimiento es esencial para que quede la clara bien cuajada, pero la yema permanezca jugosa y líquida. Enseguida hay que retirar del fuego y servir.
Si bien sobre gustos no hay nada escrito, se dice que el huevo frito perfecto es aquel que mantiene líquida la yema del huevo y los extremos de la clara cuajada crujientes.
Con este procedimiento explicado y un poquitín de práctica ¡no se nos va a resistir!
Para terminar, un pequeño consejo: nutricionalmente, el huevo es un alimento muy completo, como vimos hace un tiempo. Si acompañamos el huevo frito con unas patatas y unas cuantas verduras asadas, por ejemplo, lo convertiremos en una combinación perfecta para tomar en cualquier comida o cena.
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